Columna publicada el día 9 de diciembre en Diario La Estrella

A todos los que tenemos la gran oportunidad de ser funcionarios públicos, nos debemos regir por El Estatuto Administrativo, cuerpo legal que norma: contrataciones, funciones entre otros. Dentro de esta norma, se establece que cada funcionario además de cumplir con su labor, debe tener “una conducta funcionaria moralmente intachable y una entrega honesta y leal al desempeño de su cargo, con preeminencia del interés público sobre el privado”. Además, se agrega que este cumplimiento de las funciones, ha de ser “con esmero, cortesía, dedicación y eficiencia, contribuyendo a materializar los objetivos de la institución”. 

Hoy entendemos que hay demandas sociales de la ciudadanía que obedecen a una necesidad inherente y que han existido por largos años, donde el Gobierno de nuestro Presidente Sebastián Piñera, está trabajando intensamente por atenderlas, impulsando diferentes agendas. Sin embargo, no es menos cierto que nuestra posición como funcionarios públicos está encaminada a un servicio de mejor calidad, más aún en estos tiempos. En este Chile que estamos construyendo a futuro, el verdadero cambio tendría que comenzar desde nosotros mismos, mejorando considerablemente la calidad de atención a nuestros usuarios, con cortesía y esmero a todas aquellas personas que requieren el oportuno servicio del Estado de Chile. 

Tenemos entre nuestras manos una gran responsabilidad que es atender con diligencia a quienes acuden a nosotros y creo firmemente que es ahí donde puede radicar el gran cambio en nuestra sociedad. Cuando renovemos el compromiso de cumplir nuestras labores con eficacia, con esmero y por sobre todo, considerando que lo que hacemos puede significar una mejora de la calidad de vida de los chilenos, entonces podremos comenzar una evolución profunda y duradera, que cambiará a nuestro país desde la raíz, desde el Estado mismo.

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